Menos ladrillo y más ordenadores

Me entero por El País de éstas palabras del presidente zapatero en un mitín en Madrid. Me pregunto a qué se referirá con lo de más ordenadores. ¿A subvencionar ordenadores para el tercer mundo? ¿a hacer que cada estudiante de la escuela pública tenga acceso al menos a un ordenador? ¿a cambiar el modelo económico orientándolo a la innovación?

Señor presidente tenga cuidado con esas afirmaciones, corremos el riesgo de creer que el mal estaba en el ladrillo.

El ladrillo simboliza la especulación. La especulación tiene múltiples caras, con denominadores comunes peligrosos. Se ha convertido en común lo de ponerle cimientos a la jubilación. Quién nunca ha oído: “tengo unos ahorros, compro un piso y eso que tengo para cuando me jubile”. Los extremos no se repelen, ¿cuántas empresas han invertido en bienes inmobiliarios? ¿cuántos bancos han enfocado desmesuradamente su mercado a este sector? Todas estas caras son la misma, especulación. Esta situación ha degenerado en un sistema donde los jóvenes menores de 30 tenemos imposible acceder a una vivienda en propiedad, o en su defecto, hipotecando nuestra veintena aceptando condiciones de trabajo abrumadoras para acceder ar un sueldo con el que pagar la hipoteca de la intranquilidad (se renuevan cada año!).

El problema de fondo, no es la especulación, es la búsqueda del bienestar.

Hay para todos. En primer lugar para los jóvenes, no es momento de acceder a una vivienda en propiedad. Es momento de buscarse la vida para obtener  ayudas, es momento de invertir en uno mismo, es momento de ser austero  -si no se puede ahorrar, no gasto-. Es el momento de buscar un trabajo donde poder aprender y formarse y no donde cobre 300 euros más al mes. Cuando la situación madure tenemos que estar preparados para tomar el relevo, un relevo donde se promueva el trabajo y se impida este tipo de prácticas abusivas.

Tanto para el especulador involuntario: futuros jubilados con decenas de pisos, como para el voluntario: futuros exbanqueros porteros de edificios sin construir, futuros constructores con ataúdes de plata. Especialmente para los que nada más terminar de plantar los cimientos de vuestro bienestar os habéis dado cuenta de que la cosecha ya ha madurado y se ha pasado de temporada. No voy a pedir que fuerais conscientes de lo que estabais haciendo, simplemente espero  que la próxima vez que busquéis un camino para alcanzar vuestro bienestar sea a base de trabajo y no a base de engordar una burbuja de la que nunca quisisteis saber su existencia.

Volviendo al hilo del asunto, quien dijo ahora “ladrillo” podrá decir “ordenador”  dentro de unos cuantos años. ¿Acaso el desmane entiende de mercados?

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