La noche

Al día le llega el ocaso y hasta que rompa la mañana sólo quedará la noche.

Será una noche oscura, noctámbula, de esas en las que las cervezas te llevan donde llevan las cervezas y los sueños campan libres y se entremezclan entre sí y pareces incapaz de resolver qué es cierto y qué no.

Resuenan melodías pasajeras que te acomodan más todavía. No tienes compañía pero no echas de menos. En este vahído onírico, indefenso, eres otra vez preso de la misma condena. De la duda de lo esencial y lo divino: será con ella, será con él, será aquí, será así, seré así. Resuenan unas contra otras, como tantas otras veces componen sinfonías que te aturden y te dejan inerme, inerte e incapaz.

Larga noche la que no halla la luz,
larga noche la de las preguntas sin respuesta,
larga noche que no deja encontrar el día.
Larga noche la de los 500 años,
para todos la luz,
para todos todo.

 

A todos los que están pasando ahora mismo largas noches de 24 horas.

 

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