La noche anterior cenamos merluza con espárragos fritos, también tomamos vino blanco, el vino es nuestra manera de celebrar un día más.
Viendo anocheceres supimos que estábamos hechos el uno para el otro, y en uno de éstos, durante el silencio del ocaso una mirada nos juró compañía eterna. El tiempo se paró aquél día y hasta anoche no había vuelto a arrancar el segundero. Mi vida en un instante, sumergida en conversaciones, discusiones, domingos-por-la-tarde y risas. Risas de burla inocente ante las cosas importantes, lo complicado y lo inexplicable. Continue reading “El silencio del ocaso”